¿Ser imaginario realmente es no ser real? [RESEÑA]
Memorias de un amigo imaginario
Matthew Dicks
Max solo tiene 8 años y no es como los demás niños. Él vive para adentro y cuanto menos le molesten, mucho mejor. No le gustan los cambios, las sorpresas, los ruidos, que lo toquen y que le hagan hablar por hablar. Si alguien le preguntara cuándo es más feliz, seguro que diría que jugando con sus legos planeando batallas en tre ejércitos enemigos. Max no tiene amigos, porque nadie lo entiende y todos, hasta los profesores y sus propios padres, quieren que sea de otra manera. Solo me tiene a mí, que soy su amigo desde hace cinco años. Ahora sé que Max corre peligro y solo yo lo puedo ayudar. El problema es que Max es el único que puede verme y oír. Tengo mucho miedo por él, pero sobre todo por mí. Los padres de Max dicen que soy un"amigo imaginario". Espero que a estas alturas tengas claro que no soy imaginario.
FICHA TÉCNICA:
Título: Memorias de un amigo imaginario
Título original: Memoirs of an Imaginary Friend
Autor: Matthew Dicks
Editorial: Nube de tinta
Encuadernación: Tapa blanda con solapa
Número de páginas: 428
ISBN: 978-84-155-9400-0
Precio: 16,95 € (Otros formatos - Bolsillo: 9,95 € / EPUB: 10,99 €)
RESEÑA:
Hace ya dos años y medio leí esta reseña en el blog Arte Literario. Había leído otras del mismo libro que también lo ponían muy bien, pero esta fue especial porque lo comparó a Mi hermana vive en la repisa de la chimenea, un libro que por esos entonces acababa de terminar. Contenía una historia que me apasionó y, como sabréis si lleváis algún tiempo por aquí, le tengo especial cariño. Por tanto, esa comparación fue la que realmente me dio ganas de leer este libro.
Memorias de un amigo imaginario fue uno de los dos primeros libros que publicó el sello Nube de Tinta, junto con Bajo la misma estrella. A ambas publicaciones las pusieron por las nubes por lo que en cuanto pude me hice con ambas novelas. Cometí el error de empezar con Bajo la misma estrella, libro que me decepcionó probablemente por las altas expectativas que tenía puestas en él. Bien es cierto que el argumento tenía potencial, pero el estilo del autor no me convenció. Y puede que con esta afirmación muchos lectores se sientan indignados, pero es mi opinión. Sin embargo, la película, libre del estilo prosaico, me gustó más, aunque suene inusual.
Es por ese motivo por el que he tardado tanto en atreverme con este libro. Desde el principio supe que, por el argumento, sería más probable que me gustara más que el otro y, por eso lo dejé para el final, pero cada vez que me animaba a a cogerlo, no podía evitar pensar. ¿Y si me decepciona también? De modo que han tenido que pasar dos años y pico para decidirme por fin. Pero debo decir que finalmente ha merecido la pena.
Memorias de un amigo imaginario fue uno de los dos primeros libros que publicó el sello Nube de Tinta, junto con Bajo la misma estrella. A ambas publicaciones las pusieron por las nubes por lo que en cuanto pude me hice con ambas novelas. Cometí el error de empezar con Bajo la misma estrella, libro que me decepcionó probablemente por las altas expectativas que tenía puestas en él. Bien es cierto que el argumento tenía potencial, pero el estilo del autor no me convenció. Y puede que con esta afirmación muchos lectores se sientan indignados, pero es mi opinión. Sin embargo, la película, libre del estilo prosaico, me gustó más, aunque suene inusual.
Es por ese motivo por el que he tardado tanto en atreverme con este libro. Desde el principio supe que, por el argumento, sería más probable que me gustara más que el otro y, por eso lo dejé para el final, pero cada vez que me animaba a a cogerlo, no podía evitar pensar. ¿Y si me decepciona también? De modo que han tenido que pasar dos años y pico para decidirme por fin. Pero debo decir que finalmente ha merecido la pena.
Os voy a contar lo que sé:
Me llamo Budo.
Hace cinco años que estoy en el mundo.
Fue Max quien me puso ese nombre.
Max es el único ser humano que puede verme.
Los padres de Max dicen que soy un «amigo imaginario».
Me gusta mucho la maestra de Max, la señorita Gosk.
No me gusta la otra maestra de Max, la señorita Patterson
No soy imaginario.
La novela está contada en primera persona por Budo, el amigo imaginario de Max. Durante todo el primer tercio de la novela, Budo nos cuenta cómo es su día a día con Max. Nos habla de sus padres y de su vida en casa, del colegio, de Tommy Swinden y las cacas de propina, de la maestra de Max, la señorita Gosk, que es de esas maestras que a uno le llegan al corazón, de la maestra de apoyo, la señorita Patterson, que a Budo no le da buena espina... Pero Budo no sólo nos cuenta lo que hace con Max durante el día, sino lo que él experimenta por las noches cuando Max duerme: sus visitas a la gasolinera donde observa a Sally, Dee y Pauley o sus visitas al hospital infantil donde se encuentra con muchos amigos imaginarios.
Con frases cortas y sencillas, pero entrañables, repeticiones propias de un niño y con más de una reflexión, Matthew Dicks nos adentra rápidamente en el mundo de Budo y Max.
Con frases cortas y sencillas, pero entrañables, repeticiones propias de un niño y con más de una reflexión, Matthew Dicks nos adentra rápidamente en el mundo de Budo y Max.
Ya lo sabía: la señorita Patterson es una mujer ordenada y bien organizada.
No es de fiar.
En el segundo tercio del libro se plantea el conflicto: el secuestro de Max por parte de la señorita Patterson. Budo -y con él, los lectores- es el único que sabe que ha sido la maestra la que se ha llevado a Max, pero como es un amigo imaginario, no puede decírselo a nadie, ya que solo le ven Max y los otros amigos imaginarios.
En este punto es donde empezamos a ver el conflicto del protagonista: Budo tiene miedo a desaparecer. Y esto es lo que abre cierta trama filosófica en la novela, ya que el tema de la muerte aparece bailoteando en muchas páginas. Todo el debate interno que tiene Budo sobre si debe ayudar a su amigo o no por las consecuencias que tendrá para su existencia es, desde mi punto de vista, la parte más rica de la novela. Como ya dejé entrever en Mi hermana vive en la repisa de la chimenea, me resulta muy interesante cómo se tratan estos temas "adultos" desde el punto de vista de un niño. A pesar de que los argumentos o las expresiones sean más sencillas, este tipo de temas me resultan más solemnes aún.
Por un lado, me gustaría [...] dejar que pasen unos días, un mes o hasta un año, porque seguro que al final Max se acaba acostumbrando a esta nueva habitación [...] Quisiera convencerme de que Max va a estar contento aquí, porque eso quiere decir que yo voy a seguir existiendo para siempre.Pero por otro lado, siento que debería salvar a Max ahora mismo, antes de que sea demasiado tarde. [...] Porque Max solo me tiene a mí, y mi deber es hacer algo cuanto antes.No sé qué parte de Max puedo permitirme perder para salvarme a mí mismo.
Pero Budo, convertido en prácticamente un detective, descubre el plan secreto de la malvada maestra y comprende que tiene que salvar a Max. Porque sus padres están tristes. Porque Max les necesita. Porque es su deber. Y, con esa determinación, y la ayuda de algún que otro amigo imaginario, Budo se pone manos a la obra en el último tercio del libro.
-[...] Max no se parece a ninguna otra persona del mundo. Los niños se burlan de él porque es diferente. Su madre quiere convertirlo en un niño distinto y su padre lo trata como si no fuera como es. Incluso los maestros lo tratan de un modo especial, y no siempre muy bien. [...] Nadie trata a Max como si fuera un niño normal, pero todo el mundo quiere que sea normal, nadie quiere que sea como es. Y, pese a todo, Max se levanta de la cama cada mañana para ir al colegio y al parque, e incluso a la parada del autocar.-¿Y eso es ser valiente? [...]-¡Supervaliente! [...] Para salir de casa cada día y ser tú mismo cuando a nadie le gusta como eres hay que ser supervaliente. Yo nunca podría ser tan valiente como Max.
Para concluir, simplemente me gustaría reiterar que Memorias de un amigo imaginario es una historia apasionante, enternecedora, llena de sentimiento, de culpa, de generosidad, de reflexiones... Es uno de los pocos libros que he leído muy lentamente porque quería saborear hasta la última palabra. Solo me queda agradecer al sello que nos haya traído esta joyita y recomendar a todos los que estéis leyendo esto que, si no lo habéis leído aún, le hagáis un huequito en vuestra lista a este título porque realmente lo merece.
¿Y vosotros?
¿Habéis leído esta novela? ¿Qué os ha parecido?
¿Tenéis alguna teoría sobre el epílogo final?
¿Tenéis alguna teoría sobre el epílogo final?
Buenos días!! Conocía "Mi hermana vive en la repisa de la chimenea" de oidas, y este ni siquiera lo había visto de pasada, pero lo que he leído en tu reseña me ha gustado mucho. Me lo apunto en la lista de libros pendientes junto con el otro y espero que se sigan haciendo libros así. Gracias por compartir tu opinión con los demás.
ResponderEliminarP.D: He encontrado tu blog en la lista de "Directorio de Blogs de Literatura". Me ha encantado y por supuesto te sigo. Si te apetece pásate por el mío:
http://esthervampire.blogspot.com.es/
Un abrazo y nos leemos!!