RESEÑA: "Los imaginarios" de A. F. Harrold

SINOPSIS

Rudger es el mejor amigo de Amanda. Rudger no existe, pero nadie es perfecto. Solo Amanda puede ver a su amigo imaginario. Pero un día el señor Bunting llama a su puerta. Y quiere llevarse a Rudger. Algunos dicen que Bunting se alimenta de amigos imaginarios. La única solución es que Rudger huya solo. Pero ¿puede un amigo imaginario sobrevivir sin alguien que le imagine?

FICHA TÉCNICA:

Título original: The Imaginary
Título: Los imaginarios
Autor: A. F. Harrold
Traductora: Gemma Rovira Ortega
Ilustradora: Emily Gravett
Editorial: Blackie Books
Encuadernación: Cartoné
Número de páginas: 240
ISBN: 978-84-16290-88-8
Precio: 16,90 €

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RESEÑA:

Una maravillosa historia para todos los públicos

Hace unas semanas descubrí gracias a uno de los vídeos de Javier Ruescas (fragmento que va desde el minuto 6:36 al 7:31) esta historia llamada Los imaginarios de A. F. Harrold y me llamaron la atención tres cosas:

1. Trata el tema de los amigos imaginarios y los protagonistas son niños. Si eres asiduo al blog, sabrás que este tipo de historias me encantan, como ya pudiste ver en la reseña de Memorias de un amigo imaginario de Mathew Dicks o en la de Mi hermana vive en la repisa de la chimenea de Annabel Pitcher.
2. La portada era maravillosa y la edición parecía muy, muy cuidada (sí, no nos engañemos, con estas cosas los lectores sabemos que somos muy superficiales) por lo que sabía que, en este aspecto, iba a ser un placer leer la novela.
3. En la primera página se indica que la niña que imagina a Rudger, el protagonista de la historia, está muerta. Y esto me despertó una gran, gran incógnita: si la persona que le ha imaginado está muerta, ¿cómo es posible que Rudger siga existiendo?

Además, cuando me puse a investigar, descubrí que la había traducido Gemma Rovira, la misma traductora de El nombre del viento de Patrick Rothfuss, con cuyo estilo había congeniado y a la que admiro por haber sido capaz de traducir tantísimas páginas de una tacada. Gracias a estos cuatro motivos supe que esta historia era para mí y no tardé en hacerme con ella para adentrarme entre sus páginas.

Amanda estaba muerta.
Esas palabras eran como un agujero en su pecho, un pozo por el que caía. (pp. 5)

Estas son las primeras palabras que podemos leer en la introducción de Los imaginarios, después de un maravilloso poema de Christina Rossetti llamado Recuerda. Invitan a seguir leyendo, ¿verdad? Pues si quieres descubrir algo más de esta novela, continúa avanzando líneas:

Este libro de A. F. Harrold nos habla de Rudger, el amigo imaginario de Amanda Shuffleup. Un día aparece dentro de su armario y ambos personajes se hacen inseparables. Se vuelven los mejores amigos y Rudger la acompaña a todas partes, salvo a la escuela, donde ha sufrido un mala experiencia.

Amanda es una niña muy imaginativa y es capaz de crear universos alucinantes a su alrededor por los que deambular y divertirse con la compañía de Rudger. Algo llamativo relacionado con este comportamiento es que su madre la acepta tal cual (y a diferencia de otro personaje que aparece también en la historia) sin plantearse llevarla a ningún psicólogo, a pesar de que Amanda trata a Rudger como si realmente fuera real, hasta el punto de reservarle su ración correspondiente de comida cada día o insistir para que su madre le salude todas las mañanas.

Cuando un día Amanda sufre un terrible accidente, Rudger se queda solo y deberá esforzarse por sobrevivir y escapar del malvado señor Bunting, que siempre va acompañado por una niña que da escalofríos (como podrás comprobar más adelante, cuando hable de las ilustraciones con tintes oscuros). Precisamente la intriga de por qué este personaje insiste en perseguir a Rudger será uno de los alicientes que te harán desear seguir adentrándote entre las páginas de este libro.

Estaba en una biblioteca.
Amanda le había hablado de ellas, pero nunca había visto ninguna. Le había dicho: «Es el mejor sitio para estar a cubierto  un día de lluvia. Cada libro es una aventura», y a ella e encantaban las aventuras. (pp. 91)

En su huida, Rudger se topará con otros amigos imaginarios en una biblioteca y ahí comenzará realmente su historia en solitario. Entre estos amigos, ha habido dos que han sobresalido sobre los demás por la conexión que consiguen crear con el lector: Emily y Frigo. Y algo que me ha parecido muy acertado sobre la construcción de estos personajes es que, dado que han sido imaginados por niños, mantienen su inocencia en su manera de pensar.

En cuanto al estilo de A. F. Harrold, me ha sorprendido para bien. Escribe con frases cortas y utiliza un lenguaje sencillo (no olvides que esta novela está dirigida a niños de 9-10 años), pero su manera de tejer las palabras te atrapa y te hace avanzar páginas casi sin darte cuenta. Además, el autor ha creado una novela con varios niveles de lectura. Por un lado tienes la historia de Rudger en sí, sin más florituras, pero también podrás profundizar más gracias a temáticas como la fidelidad a los amigos, el miedo a cambiar o el rechazo que se sufre por ser diferente, además del debate interno al que se enfrentan muchos padres sobre qué hacer si su hijo habla con seres que no existen.

–Bueno, no sé si eso significa algo –dijo–, pero le puso tu nombre a un armario que hay en la cocina. Ese armario blanco y frío donde guarda la leche.
–¡Oh! –exclamó Frigo, el perro.
Eso pareció alegrarlo. (pp. 137)

Blackie Books, como comentaba al principio, nos ha preparado una edición muy, muy cuidada para este libro, la primera novela infantil que publican. La portada es preciosa y nos habla, por un lado, en su lado gris, de la realidad y, por otro, en el lado a color, de lo maravilloso que puede ser un mundo cargado de imaginación, donde no hay fronteras y donde una cabaña puede perfectamente ser un submarino o un cohete espacial. Además, Los imaginarios está ilustrada por Emily Gravett, con unas ilustraciones preciosas. La mayoría de ellas están en blanco y negro, pero en algunas de ellas, como en esta que te muestro a continuación, la ilustradora añade toques de color, marcando de nuevo la diferencia entre lo que es real y lo que es imaginario.

Y no me gustaría olvidarme de la maquetación, que incorpora un sinfín de detalles, tanto en la numeración de los capítulos como en la de las páginas pasando por los detalles que encontrarás a lo largo de la narración. Además, ha sido el primer libro con el que me he topado en el que algunas de sus páginas son completamente negras y las letras blancas. Estas páginas aparecen en un momento de la novela en el que se va la luz y ayudan a que la sensación de oscuridad sea más palpable para el lector.

El único problema que he tenido con Los imaginarios de A. F. Harrold ha sido que no he podido evitar tener la sensación de que el prólogo engaña. Tanto el prólogo como los primeros capítulos de la novela dan la impresión de que va a ser una historia con tintes oscuros. No diría que de miedo, pero sí con un estilo algo tenebroso y cargada de misterio. No tienes más que echarle un ojo a estas dos ilustraciones que, como muy gráficamente indicaba Rose en su foto-reseña, dan algo de "yuyu". De hecho, al principio de la historia no terminaba de convencerme el hecho de que la historia estuviera dirigida a niños de 9-10 años.

Sin embargo, pasado cierto punto de la novela que nos devuelve a lo ocurrido en el prólogo (y que no se plantea de la misma manera), la historia de Rudger se vuelve más infantil encajando más con su público objetivo y tirando a las novelas de aventuras en la que malos malísimos tratan de vencer a los héroes . Se vuelve de esta manera más "para todos los públicos". Por este motivo, el final no ha sido lo que yo esperaba cuando empecé a leer, pero sí es coherente con el nuevo cariz de adquiere la historia.

Bueno, mira, pensó Amanda, entender a los adultos lleva su tiempo. (pp. 15)

En conclusión, Los imaginarios de A. F. Harrold es una novela que, apropiándome de la frase J. A. Bayona que se lee en la faja promocional del libro, he descubierto de adulta, pero que me hubiera encantado leer de niña. Nos habla de valores como la amistad, la fidelidad y de la importancia de la imaginación y la creatividad. Si bien teniendo únicamente en cuenta la coherencia de su construcción le daría tres libritos, los personajes me han enamorado completamente, la pluma del autor me ha sabido enganchar y la historia de Rudger me ha emocionado muchísimo. Y por eso le doy la valoración final que puedes ver más abajo. Esta novela te llega muy adentro y eso también cuenta.

VALORACIÓN:

   

RECUERDA:

Junto con Leyendo a mares, Foreverland, Be Geeks y Una aventura en tu bolsillo, y gracias a Blackie Books, estoy sorteando un ejemplar de esta novela en el Gran Sorteo Día del Libro. Si te ha llamado la atención esta novela, no lo dudes: anímate y participa.

¿Y tú?

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¿Qué opinas de las historias con varios niveles de profundidad?